¿Qué hace un wedding planner? 1. la parte práctica

Fotos via Asier Gómez

¿Qué hace un wedding planner?
Muchas veces la definición va seguida de palabras acabadas en -ción, como coordinación ... que dejan a los novios sin saber exactamente en qué podemos ayudarles.
Voy a intentar explicar a través de las fotografías de las bodas que hemos hecho este verano, en qué consiste nuestro trabajo.
Hoy lo hacemos con la boda de Maialen y Laurent.
Leimos un mail de una chica de Bilbao, que conoció a un francés en Barcelona, se enamoró de él, vive y trabaja en NY y pedía información sobre nuestros servicios. Le contestamos y hablamos un día por teléfono para contarle mejor y que nos contara. En un viaje a Barcelona, tomamos un café con ella, y acabamos de hablar, antes de que ella/ellos nos dieran el sí quiero/si queremos que seais los  que nos ayudeis en todo esto.
Primero toca conocerles, cuanto más averiguamos sobre ellos, más personal será su boda. Después de darle unas vueltas, Fueron Felices propone y los novios disponen. Sugerimos colores, estilos, flores, deco, mesas temáticas y esperamos su - me encanta- para empezar a ponernos manos a la obra.

Primer viaje a Bilbao a mirar el lugar de la celebración. Una vez en el jardín, imaginar donde va a ir la ceremonia, el aperitivo, el baile ... Dentro de la sala, pensar en la distribución, ver vajilla, cubertería, mantelería ...
Después de eso, toca dividir el trabajo en meses y tareas. Empiezan las charlas via Skype para ir comentando, eligiendo, comprando.
Buscar es de las cosas más divertidas. Como la temática era musical, buscamos un tocadiscos vintage (encontramos uno francés) y vinilos. La diseñadora (amiga de los novios) diseñó unas invitaciones vinilo y una tarjeta de confirmación simulando una entrada de concierto. Buscar más maletas antiguas, y más toques vintage para la boda (otro tocadiscos para otro rincón, libros, un reloj, y hasta unos polvos de talco a conjunto con un vinilo de carátula turquesa, para decorar las cestas de los baños). Decidimos que íbamos a señalar el camino hacia la ceremonia sin cartelería, así que compramos 140 mariposas blancas de papel que colocadas por el suelo y los árboles guiaban a los invitados hacia la ceremonia. Buscamos también abanicos, alpargatas, más complementos para el photobooth, confetti blanco para lanzar a los novios, las chuches para la mesa dulce ... Mientras no dejamos de estar en contacto con restaurante, florista y demás proveedores para ir decidiendo y cerrando temas.
A medida que se va acercando la fecha empieza el trabajo manual, hicimos la guirnalda de purpurina para la entrada, guirnaldas de papel para decorar la escalera, los cucuruchos para el confetti y las listas interminables de "cosas para llevar a Bilbao" . Envolver las bolsas de tela que los novios regalaban a los invitados y preparar abanicos y alpargatas.
El viernes, todo el material en la furgo, cargar las flores en Bornay y salimos de camino a Bilbao, llegamos, descargamos, y esperamos a que los electricistas dejasen las guirnaldas de luces preparadas para el día siguiente.
El día D, llegamos al Molinar, y empezó la peparación; los centros, las velas, las mariposas, las guirnaldas y  espolvoreamos el suelo del comedor con estrellitas pequeñas y brillantes. En la silla de las dos invitadas futuras mamás, el cojín nube que habíamos preparado y envuelto, y en la silla de los próximos en casarse, unos novios ilustrados. Ubicamos el sitting plan, colocamos los meseros, preparamos la ceremonia, montamos el altar. Los últimos detalles y repasar que todo estuviese en orden. Empezaron a llegar los invitados, la oficiante, la niña de los anillos, nos encantó poder decir -siga el camino que marcan las mariposas- ... estuvimos en contacto telefónico con la madre de la novia para avisarle de que todo estaba listo y decirle que el coche se podía ir acercando. Llegó la novia, la ceremonia, el confetti ... y empezó el aperitivo (la primera parte estaba superada)
Cuando llegó la cena, nos sentamos a comer algo rápido y rápido preparamos la zona de baile; alpargatas, pizarra para la barra de gin tonics, las chuches, montamos el photobooth, pusimos los complementos en la maleta (no sin antes haber colocado los novios en la tarta).
Una señal y preparamos todo para que se apaguen las luces del comedor y se encendiesen las bombillas y el dj hiciera sonar el hallelujah . No puedo evitar emocionarme cada vez que la escucho.

A cambio de todo este trabajo, he de decir que Maialen no llegó ni una sola vez a casa sin un Martha Stewart Weddings en la maleta para regalarnos. Que fue una boda preciosa, que disfrutamos de la estación de chuletón y que somos afortunados por hacer lo que nos gusta.